Embarazada a los 17, aun con un diagnóstico de anencefalia, dijo sí a la vida

Articulo original por Rebeca o ‘ Brien LifeSiteNews – traducido del sitio Campagne Quebec Vie para catolicasmexico.com

 

MICAH tenía diecisiete años cuando descubrió que estaba embarazada. Pero el aborto simplemente no era una opción para ella y su novio, Kyle.

 

«No estábamos preparados en absoluto, pero ambos sentimos que debíamos asumir la plena responsabilidad del bebé que estaba creciendo dentro de mí», dijo a LifeSiteNews.

 

Aunque no se sentía lista para criar a un niño, la pareja pronto comenzó a sentir un entusiasmo creciente por el bebé que sestaba creciendo dentro del vientre de Micah. Sin embargo, su entusiasmo se convirtió en miedo y dolor cuando una ecografía a las 18 semanas de embarazo reveló que el bebé de Micah sufría de una condición llamada anencefalia. Esto significa que no se había desarrollado una gran parte de su cerebro, cráneo y cuero cabelludo.

 

Los médicos dijeron que el bebé no iba a sobrevivir fuera del útero.

 

El doctor inmediatamente sugirió el aborto. Y aunque Micah y Kyle se negaron en un principio, Micah confesó que una semana después del diagnosis, el aborto parecía ser la opción más interesante. Ella temía que sería más doloroso llevar a término su embarazo y dar a luz a un niño muerto que simplemente «interrumpir el embarazo» a 18 semanas.

 

 

«Tarde meses para aceptar mi decisión de llevar el embarazo a término».

 

«¿Cómo podría decidir de ponerle fin a su vida para tener un poco menos de dolor? »

 

«La conclusión era simple. Ella estaba viva, tenía una vida y era mi trabajo como madre de darle la mejor vida posible».

 

Durante su embarazo, Micah se sorprendió por la insensibilidad de las personas a su alrededor.’ Por qué no abortas?’ La gente parecía pensar que después del aborto, todo sería más fácil. Todo eventualmente desaparecería, como si nada hubiera pasado».

 

«Les expliqué: ‘ Prefiero vivir las penas que se anuncian (que están por venir) parir a mi hija, porque así por lo menos le puedo dar una oportunidad’.

 

Micah y Kyle decidieron nombrar a su hija Ambra Storm.

 

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Debido a una cantidad excesiva de líquido amniótico, a 35 semanas, Micah comenzó a tener dificultad para respirar. El médico ordenó que se provocase el  parto.

 

«En retrospectiva, creo que sabía que algo andaba mal cuando sentí que Ambra ya no se movía. La mayoría del tiempo estaba demasiado inquieta! «No quería a un monitor fetal durante el trabajo, porque no quería saber, durante esta fase si ella había muerto.

 

«20 minutos más tarde, Ambra llegó en el mundo. La colocaron rápidamente en mi pecho y la limpiaron. Nadie dijo nada. Recuerdo que mi madre me miró y asintió con la cabeza. Pero nadie pronunció las palabras ‘está muerta'».

 

Micah y Kyle pasaron tres horas y media con su hija.

 

 

Dos días después de su nacimiento se celebró el funeral de Ambra. Micah describe el evento como un momento de luto, pero argumenta que no se arrepiente de haberle permitido nacer.

 

«Durante mi embarazo, era importante para mí no experimentar el duelo de mi hija. Ella estaba viva y no iba a llorar hasta que no se hubiese ido realmente ‘.

 

La madre de Micaía no lamentar la decisión de su hija.

 

«No puedo explicar lo que ha significado esta experiencia para mí, esta aventura con Micah.». Tengo una chica maravillosa, cariñosa y hermosa que dio a luz a una hermosa nieta, mi primer nieto, Ambra Storm. Esta experiencia nos ha acercado aún más como una madre e hija… estoy muy orgullosa de ella. »

 

Muchas jóvenes en la situación de Micah elegirían el aborto, simplemente porque sienten que no pueden enfrentar el embarazo y la maternidad en la adolescencia, sobre todo teniendo en cuenta el diagnóstico fatal de la anencefalia. Y sin embargo, Micah valientemente defiende su decisión de llevar su embarazo a término y dar a luz a su hija. Ella anima a otras jóvenes en situaciones similares a hacer lo mismo. Micah también ha dedicado su vida a compartir el mensaje pro-vida en honor de Ambra.

 

«Pude conocer a mi hija, sostenerla en mis brazos y besarla. No me imagino no haber podido compartir estas horas con ella. Hasta este día, cuando yo comparto mis historias, los médicos, las madres de los niños, padres y extraños me preguntan, ‘por qué no abortó?’ Me entristece saber que es así como pensamos. Continuaré la luchar por ella y todos los bebés que han sido abortados».

 

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