El Jefe de la Delegación de la Santa Sede para la 66º Asamblea Mundial de la Salud, Mons. Zygmunt Zimowski, señaló que la Iglesia “comparte plenamente el objetivo de reducir la pérdida de vidas humanas y de prevenir las enfermedades”, pero considera “inaceptable” que se quiera presentar a la píldora del día siguiente como si fuera un “producto salvavidas”, cuando uno de sus efectos es procurar el aborto del concebido.
En su presentación realizada en la sede de la ONU en Ginebra (Suiza), el Prelado dijo que la prevención se debe realizar con medidas “respetuosas de la vida y de la dignidad de las madres y de los niños, en todas las fases de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural”.
Sin embargo, advirtió que el Informe del Secretariado y la Resolución propuesta por el Comité Ejecutivo, propone entre los “productos salvavidas para las mujeres y los niños”, la píldora del día siguiente.
“Mientras algunas de estas recomendaciones son realmente salvavidas, aquella de la ‘contracepción de emergencia’ difícilmente podría ser considerada tal, ya que es bien conocido que cuando la concepción ha ocurrido, algunas sustancias empleadas en la ‘contracepción de emergencia’ producen un efecto abortivo”.
“Para mi delegación, es totalmente inaceptable referirse a un producto médico que constituye un ataque directo a la vida del niño in utero, como si fuera un ‘producto salvavidas’ y, peor aún, estimular ‘una mayor utilización de dichas sustancias en todas partes del mundo”, afirmó Mons. Zimowski.
Salud y desarrollo integral
Por otra parte, Mons. Zimowski destacó que se quiera “dar prioridad a la salud para la próxima formulación de los objetivos de desarrollo global”. Dijo que “la Santa Sede está convencida firmemente que el planteamiento de una cobertura universal como objetivo de una política para la salud y el desarrollo, es el modo más seguro de enfrentar una amplia serie de problemas ligados a la salud”.
En ese sentido, recordó que salud y desarrollo están unidos. Sin embargo, aclaró que el desarrollo debe ser integral y no un simple crecimiento económico. “La salud y el desarrollo deben ser integrales a fin de responder plenamente a las necesidades de cada ser humano”, afirmó.
“La característica esencial de un desarrollo ‘auténtico’ es que debe ser ‘integral’, en cuanto debe promover el bien de cada persona en su totalidad, es decir, en cada una de sus dimensiones; por tanto, el cuidado y la asistencia en campo sanitario, así como el desarrollo, deben estar orientados al estado espiritual de la persona, además que a los factores físicos, emotivos, económicos y sociales que influyen en su bienestar”, explicó.
Finalmente, señaló que “la delegación de la Santa Sede acoge favorablemente la propuesta de un Plan de Acción Global para el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020”, que reconoce “el papel fundamental de la sociedad civil, incluidas las organizaciones confesionales, en la movilización y en la implicación de las familias y de la comunidad”.
“Nuestra delegación es consciente que las organizaciones y las instituciones de matriz católica, en todo el mundo, ya se han comprometido para emprender dichas acciones a nivel global, regional y local”, incluyendo el cuidado de los ancianos, afirmó.
“Nuestra humilde contribución a esta acción vendrá también de la Conferencia Internacional que se realizará en el Vaticano del 21 al 23 de noviembre de 2013, cuyo tema será: ‘La Iglesia al servicio de la persona enferma anciana: el cuidado de las personas afectadas por patologías neurodegenerativas’”.