(He aquí un artículo sobre Halloween, escrito un día antes de la “fiesta”)
Teniendo en cuenta que es sólo un día antes del «día de fiesta», creo que es apropiado escribir sobre Halloween. Escribo sobre el tema con el estómago revuelto porque Halloween, este año, fue una pesadilla para mí (dicho sin ironía).
Aunque siempre percibí a Halloween como una inocente fiesta, durante la cual todos tienen la oportunidad de disfrazarse y comer golosinas, parece que hay otros que no comparten este punto de vista. Me di cuenta de esto mientras repartía cartas en algunos barrios. Las horribles “decoraciones” me hicieron sentir mal, literalmente.
Muchos cristianos creen que Halloween glorifica a los muertos y a los espíritus malignos. Dejando de lado esa idea, pienso que es simplemente muy irrespetuoso. La muerte no es algo que celebramos. Cuando se pierde un ser querido, no se pone su tumba en su jardín y se escribe “Rest in Pieces” (“Descanse en pedazos”). No se toma su cadáver y se lo cuelga de un árbol para asustar a los niños.
La muerte no es algo que debe tomarse a la ligera. Soldados ven a los cuerpos de sus colegas y amigos ser despedazados en la guerra. Hoy en día hay, en muchos países, los cristianos están siendo perseguidos y torturados. Los Nazi en Alemania realizaron horripilantes “cirugías” sobre el pueblo judío, matándolos en el proceso.
En ninguno de estos casos celebramos. ¿Por qué, entonces, veo esto mientras distribuyo tarjetas postales en un barrio?
Lo que realmente más me dolió fue ver a cadáveres ensangrentados – a lo único que pude pensar fue a los bebés que son destrozados por el aborto. Cuando veo a un sangriento gancho colgando de un árbol, lo único que me viene a la mente son las herramientas necesarias para raspar el feto del vientre.
Cuando veo a las extremidades ensangrentadas esparcidas por el jardín, pienso a las extremidades esparcidas sobre la mesa del abortista. Y, cuando veo a las tumbas y leo “Rest in Pieces” (“Descanse en paz”), pienso a todos los niños, que ‘descansan en pedazos’…
Halloween se ha verdaderamente convertido en una pesadilla para mí, porque ahora no puedo caminar por una calle sin ver los horrores del aborto en el césped de las casas. ¿En qué punto marcamos el límite de tolerancia? ¿Hay que aceptar tal inmundicia? Thomas Mann una vez dijo: “La tolerancia se convierte en delito cuando se aplica a la maldad”.