Por Sarah LiveActionNews Terzo -traducción y edición libre CM.
Una mujer llamada Anne C. compartió la desgarradora foto de su bebé abortada de 24 semanas.
Ana me contó su experiencia, primero compartió su historia en las redes sociales…
Su nombre es Lynn y tiene una historia. Se trata de mi hija, a la cual yo asesiné cuando tenía 24 semanas. Al ver que salieron a la luz, los videos de Planned Parenthood, deseo compartir mi historia.
Casi nadie sabía que estaba embarazada y a los que sabían, yo les mentí, porque no quería admitir que mis manos estaban cubiertas de su sangre. No pude confesarlo ni siquiera al personal del hospital. A todos les dije que fue el destino.
Todo cambió para mí. En ese momento, sabía que me había mentido a mí misma. En aquel momento, experimenté el dolor. En este momento, me di cuenta de lo que había hecho. Yo era una asesina. Sentí que la culpa me golpeaba como un tren de carga.
Me golpeó más duro cuando me desperté en el hospital con su cuerpo en mis brazos. Estaba caliente por el calor de mi cuerpo y por un tiempo, pude imaginarme que no había hecho lo que había hecho… Hasta que ya no puedo fingir.
Me golpeó otra vez cuando llamé a la funeraria y les rogué que abrieran su ataúd para que pudiera sostenerla en mis brazos una última vez. Estos adorables pequeños dedos, su piel tan suave y su boca. Me duele tanto cuando abrazo a otros niños, jamás podré abrazarla a ella.
Me golpeó otra vez cuando la enterré y que la sola persona que estaba a mi lado para consolarme, mi fiel confidente, a la que le mentí también.
Me golpeó otra vez cuando me desperté en mi coche en el cementerio.
Y aún cuando mi vida tenía que continuar, a pesar de mi culpa de mi dolor. Me preguntaba: ‘ ¿realmente puedo llorar la muerte de una persona que he matado? »
(…)
La pequeña Lynn
Anna tenía dos abortos antes de la muerte de Lynn.
La razón por qué tuve mi primer aborto fue la insistencia de mi madre. No la quería avergonzar. Tenía 16 años y ya tenía un bebé.
Un estudio muestra que el 64% de las mujeres que abortan a su bebé se sienten forzados por alguien más.
La segunda vez fui sola , viví los mismos sentimientos. No quería avergonzar a mi madre, ya había tenido un segundo hijo a los 17 años. Tenía 18 años en este momento. (…)
Anna explica cómo los empleados de la clínica parecían deseosos de facilitar sus abortos, la animaban a continuar a pesar de sus dudas:
Las personas en las clínicas siempre fueron muy comprensivos y complacientes. Puedo ver ahora cómo jugaron con mis emociones.
Recuerdo que no quería hacerlo.. tenía dudas. Ellos hicieron todo lo posible para evitarlo. Me dijeron que era muy valiente, que sería lo mejor, que no podía cuidar de los niños que ya tenía y cómo no debía molestar a nadie… Estaban encantados por ayudarme a salir de mi «situación delicada».
Para su último aborto, en la clínica, le dieron Anna una las pastillas que provocaría las contracciones. Ella debía regresar a la clínica para «parir» a su bebé muerto. Pero ella nunca fue a la clínica. todavía ocultaba su embarazo a su madre. (…)
Empecé el trabajo de parto en casa, llamé a una ambulancia (mi madre pensaba que el apéndice se había roto o algo por el estilo, todavía no le había dicho lo que estaba ocurriendo) y dí a luz en una ambulancia. Cuando ella llegó al hospital tuve que decirle que había tenido un bebé, fingí estar tan sorprendida como ella… (…)El hospital cuenta con un fotógrafo especial que toma imágenes de niños muertos y me dieron las fotos.
(…)
Anna tuvo mucha dificultad durante varios años para vivir con el dolor y la culpa:
la culpa me consumió por varios años. Aún lo lamento. Pero alabo a Dios porque sé como es importante la vida. Alabo a Dios porque Él extendió su misericordia y su gracia hacia mí. Incluso a mí, una madre dispuesta a matar a la carne de su carne y sangre de su sangre. Te alabo Dios porque la gente está empezando a despertar, y alabo a Dios porque se descubrió la verdadera naturaleza de Planned Parenthood.
(…)