Una escritora del New York Times se dice ‘agradecida’ porque el aborto inducido permitió que su hijo mueriera ‘en un lugar cálido y amoroso»

Anti-abortion protestors celebrate the U.S. Supreme Court’s ruling striking down a Massachusetts law that mandated a protective buffer zone around abortion clinics, outside the Court in Washington June 26, 2014. On a 9-0 vote, the court said the 2007 law violated the freedom of speech rights of anti-abortion protesters under the First Amendment of the U.S. Constitution in preventing them from standing on the sidewalk and speaking to people entering the clinics. REUTERS/Jim Bourg (UNITED STATES – Tags: POLITICS CRIME LAW HEALTH CIVIL UNREST)

Por Ben Johnson.
Traducido y editado por Alejandro P. de www.catolicasmexico.com

Viernes, 21 de junio de 2013 12:19

SEATTLE, 21 de junio de 2013 (LifeSiteNews.com) – Un ex miembro del Consejo de la ciudad de Seattle ha escrito en el New York Times que ella está «agradecida» que su aborto inducido haya permitido a su hijo a morir «en un lugar cálido y amoroso, dentro de mí.»

Judy Nicastro, que sirvió en el Consejo de 2000 a 2003, escribió un artículo de opinión titulado «Mi aborto, a 23 semanas» ayer para oponerse a los esfuerzos de los republicanos para reducir los abortos en el tercer trimestre.

Nicastro reveló que ella concibió a través de fertilización in vitro (FIV) dos veces en sus cuarentas, la segunda vez con gemelos.

Sin embargo, en la vigésima semana de embarazo le dijeron, «parece como si el niño tuviera un diafragma herniado.» Un IRM subsecuente demostró que los órganos internos del niño no se estaban desarrollando adecuadamente.

Según un estudio de 2007, los niños por nacer con un diafragma de hernia congénita tienen una tasa de supervivencia de 69 por ciento. Los casos graves tienen una tasa de supervivencia de 57 por ciento.

Ella optó por el aborto y, aunque ella se dice «una liberal a la antigua» y «no religiosa», dijo que su esposo católico estuvo de acuerdo con su decisión.

Ella describió su aborto: Sentí que la floreciente vida de mi hijo tomaba fin, cuando el médico insertó una aguja a través de mi vientre en su pequeño corazón.»

«Tan horrible como fue el momento — vivirá conmigo para siempre, estoy agradecida,» concluyó. «Nos aseguramos que nuestro hijo no naciera solamente para sufrir. Murió en un lugar cálido y amoroso, dentro de mí».

Nicastro explicó también que el aborto implicaban a importantes riesgos para el otro gemelo, ella tenía la esperanza de posponer el aborto incluso hasta más tarde. Sin embargo, los abortos son ilegales en su estado a partir de 24 semanas. Su hija nació sana.

«Mi niño se disolvió parcialmente en mí, y me gusta pensar que su alma está dentro de su hermana,» dijo Nicastro.

Ella usó su testimonio personal para argumentar en contra de un proyecto de ley que pretende de proteger a los fetos de ser abortados en el tercer trimestre.

Nicastro cree que su experiencia demuestra que «los abortos en el segundo trimestre deben seguir siendo legales porque, hasta que un niño es viable fuera del útero, estas decisiones pertenecen a la madre.»

«Comparto mi historia con la esperanza de que nuestros líderes sean más responsables y compasivos cuando pongan en la balanza lo que significa realmente valorar la vida de las mujeres y los niños», escribió.

Aunque los estudios demuestran que el 80-90 por ciento de los padres que reciben diagnósticos negativos prenatales abortan, un número creciente de unidades neonatales, que sirven de hospicios, para servir a aquellos que deseen convivir con un niño severamente deformado los pocos días de vida en la tierra.

Monica Rafie cofundó Be Not Afraid (BNA) para apoyar a los padres cuyos bebés reciben diagnósticos fatales.

«Su bebé no ha cambiado, sólo que ahora, cuenta con más información – es el mismo bebé que amaste ayer», le dice a los padres que vienen a su en busca de auxilio.

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