Por Sarah Terzo (LiveActionNews) traducción libre para catolicasmexico.com
Hace algún tiempo, me envió este testimonio de un estudiante de medicina (…)
Para empezar, debo decir que hasta ayer, viernes, 02 de julio de 2004, era absolutamente pro-elección. Soy un estudiante de medicina y siendo científico, comprendía que la masa de células que forma el cuerpo fetal a menudo no es capaz de sobrevivir antes de las 24 semanas fuera del vientre. Yo también soy un poco liberal,creía que cada mujer debería tener el derecho a elegir lo que hace con su cuerpo y potencialmente con otro que pudiese estar creciendo dentro de ella.
El estudiante había escuchado los eslóganes del movimiento pro-elección. Los tomaba como verdades, creyendo que el feto era «una masa de células» y no un ser humano individual. Sentía que una mujer «tenía el derecho de controlar su cuerpo» y no simpatizaba con el diminuto bebé dentro de ella. No creía en la humanidad del niño o el derecho a la vida.
Luego tuvo la oportunidad de ver un aborto. Debido a sus creencias pro-aborto, no esperaba que le perturbase nada de lo que vería:
…
Cuando entré en la sala de operaciones, parecía como cualquier otra. Sobre la mesa delante de mí, vi a una mujer, la piernas apartadas como si fuese a dar a luz aunque ella estaba dormida. Junto a ella había una bandeja de instrumentos para el aborto y una máquina para la aspiración de los tejidos fetales del útero. Los médicos se pusieron sus trajes y sus máscaras y el procedimiento comenzó. El cuello uterino se abrió con un instrumento de metal crudo y un gran tubo transparente fue fijado dentro de la mujer. En cuestión de segundos, el motor de la máquina estaba en marcha y la sangre, los tejidos y los órganos pequeños fueron sacados hacia un filtro. Un minuto después, el aspirador se detuvo. El tubo fue removido apegado al final estaba un pequeño cuerpo y una cabeza pegada precariamente a lo que formaba el cuello, roto. Las costillas estaban formadas con una piel fina que los cubre, los ojos se habían formado y los órganos internos habían comenzado a funcionar. El pequeño corazón del feto, obviamente un niño pequeño, en ese instante había dejado de latir para siempre. El filtro del aspirador se abrió y se contabilizaron los diminutos brazos y piernas que se habían roto. Los dedos y dedos del pie tenían sus uñas. Los médicos, orgullosos de su trabajo, volvieron a montar el cuerpo para mostrarmelo. Lágrimas brotaron de mis ojos cuando removieron al niño de la mesa y metieron su cuerpo en un recipiente para desecharlo.
Como se realizó este aborto por succión, el bebé debe haber tenido al menos 13 o 14 semanas, pero aún así, a ese punto, su humanidad era evidente.
Los abortos en el segundo trimestre se realizan generalmente a través de la dilatación y evacuación, un procedimiento en el cual se utilizan fórceps para destrozar al bebé, en lugar de succión.
El estudiante pensaba sin cesar en lo que vio:
No he podido pensar en nada más desde ayer a las 10:30 más lo que ese niño podría haber sido. No creo que la gente se de cuenta de lo que es un aborto hasta que lo ve con sus propios ojos? He sido torturado por estas imágenes – tan reales y tan vívidas–desde hace dos días… y yo era sólo un espectador.
Nunca más seré pro-aborto y nunca apoyaré el asesinato de cualquier ser humano, sin importar su etapa en la vida.
A diferencia de la mayoría de los abortos, este bebé fue llorado. Alguien sintió tristeza y horror en su muerte. Miles de bebés como él son succionados fuera del vientre de sus madres todos los días. Son rechazados por sus madres y considerados como desechos médicos por sus asesinos. La sociedad permite a estos bebés morir en silencio, sin consciencia ni reconocimiento de su humanidad. Este niño nunca tendrá un nombre. Él nunca tomará una bocanada de aire, nunca acariciará a un perro, nunca verá una puesta de sol, nunca podrá andar en bicicleta… Nunca experimentará todas las cosas que tú y yo damos por hecho. Pero este bebé, tal vez, no murió completamente en vano – su trágica muerte reveló la verdad a este joven y ustedes que están leyendo este artículo ahora conocen la muerte de este bebé.
Tal vez la historia de este desafortunado niño puede motivarle a ser más activos en el movimiento pro-vida. Hay muchas cosas que puedes hacer. Hablar con tus seres queridos acerca del aborto – compartir este u otros artículos de pro-vida con ellos. Donar dinero a una organización pro-vida o un centro de embarazo–cada acción cuenta. Ir a una clínica y tratar de hablar a las mujeres que entran en ella – con respeto y gentileza. Votar pro-vida. Ser paciente y comprensivo, ser amable, ser respetuoso, pero sobre todo, se activo – hacer algo.
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