Oh Corazón de mi Salvador, digno y dador de todo amor, se Tu el Corazón de mi corazón, el alma de mi alma, el espíritu de mi espíritu, la vida de mi vida y el único principio de todos mis pensamientos, palabras y acciones, de todas las facultades de mi alma y de todos mis sentidos, tanto internos como externos. Amén.
(De San Juan Eudes, El Sagrado Corazón de Jesús, sexta meditación para la fiesta de Sagrado Corazón)