Una nueva campaña política busca invalidar una prohibición estadounidense contra el financiamiento del aborto fuera del país enmarcando el procedimiento dentro de la ayuda humanitaria. Esto, pese a las desastrosas consecuencias de un experimento efectuado en la década del setenta, en el que se aprovechó la dura situación de las mujeres embarazadas en zonas de conflicto para extender el aborto, lo cual se convirtió en pretexto para que un instigador de la práctica llamado Harvey Karman probara nuevos y polémicos dispositivos de aborto. En 1972, usó uno en colaboración con Kermit Gosnell, en lo que se conoció como Masacre del Día de la Madre
La «pasión incontenible» de Karman por el aborto solo se igualaba con su «incesante autopromoción».
Durante la guerra de liberación de Bangladesh de 1971, los soldados pakistaníes violaron a cientos de mujeres, y muchas quedaron embarazadas. Aunque el país musulmán solo permitía el aborto con el objeto de salvar la vida de la madre, el gobierno de Bangladesh dejó sin efecto la restricción para aquellas violadas durante la guerra.
Al año siguiente, un pequeño grupo de expertos en aborto llegó a Bangladesh en un convenio entre la Federación Internacional de Planificación de la Familia (Planned Parenthood) y una agrupación con sede en Estados Unidos. La Federación invitó a Karman a capacitar a trabajadores locales de la salud para efectuar abortos ilegales, pese a que previamente se le había dictado una sentencia penal por realizar dichas prácticas al margen de la ley y por no poseer título habilitante, excepto uno en Psicología. Las autoridades habían arrestado a Karman en cinco oportunidades, incluso en 1955, cuando provocó la muerte de una mujer al intentar inducir un aborto utilizando un cascanueces.
En Bangladesh, el método preferido de Karman para los abortos tempranos implicaba el uso de un aparato manual al vacío inventado por él. Muchos de los embarazos estaban demasiado avanzados para esa técnica. En su lugar, Karman usaba un «súper espiral» hecho de tiras plásticas filosas y lo insertaba en el útero. Se jactaba de que ambos dispositivos podían fabricarse por céntimos y de que podían reutilizarse cientos de veces, pero no habló de su esterilización entre pacientes. Informes indican que las mujeres padecieron una alta tasa de complicaciones a raíz del súper espiral.
Al volver a los Estados Unidos, Karman se asoció con Kermit Gosnell en un ardid publicitario de 1972 tendiente a promover el dispositivo. Merle Goldberg, activista del aborto que había instigado la misión dePlanned Parenthood a Bangladesh, transportó en autobús a mujeres pobres con embarazos avanzados hasta la clínica de Gosnell en Filadelfia para practicarles abortos. La maniobra se tornó desastrosa cuando nueve de quince de ellas sufrieron serias complicaciones.
Los abogados acusaron a Karman de ejercer la medicina sin licencia. Su declaración giró en torno a aspectos técnicos: admitió haber insertado un espiral y que podría haber «facilitado la salida» de materia fetal con fórceps, pero enfatizó no haber ido más allá del canal cervical. Otro tribunal posteriormente dejó sin efecto su condena.
Los Centros para el Control de las Enfermedades publicaron un informe en el que advertían que el método conllevaba un riesgo significativo. En respuesta, Goldberg defendió el súper espiral. En una entrevista brindada a un boletín feminista de noticias, dijo que no había «oposición» entre el súper espiral y las técnicas para el segundo trimestre de embarazo, y que ella elegiría el súper espiral «sin ninguna duda» si quisiera que se le practicara un aborto en estado avanzado de gestación.
Cuando Karman murió en 2008, un director de Planned Parenthood le atribuyó el mérito de haber hecho «más por el aborto seguro en todo el mundo que prácticamente cualquier otra persona en el planeta».
El ex colega de Karman, Gosnell, espera la sentencia por cargos presentados en 2010, por asesinato de una mujer y de múltiples recién nacidos en su clínica abortista de Filadelfia.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano