En Líbano, las congregaciones, los sacerdotes, las familias y los grupos de ayuda católicos no abandonan sus puestos para ayudar a los más necesitados.

La Iglesia se mantiene firme.

Si bien muchos residentes de la región se han mudado con familiares en Beirut u otros lugares seguros, el clero y los religiosos que sirven a la comunidad cristiana permanecen “en sus puestos”. Ningún sacerdote, según fuentes locales, abandonó a su rebaño. Recientemente, los obispos de las Iglesias maronita y melquita se trasladaron a las localidades más cercanas de la frontera con Israel para celebrar misa y conocer directamente la situación.

“El obispo maronita de Tiro celebró recientemente la Santa Misa en el pueblo de Rmeich bajo amenaza de las bombas, lo que demuestra la fuerte fe y la resistencia de la gente de esta región. El obispo melquita de Tiro, que también estuvo de visita para comprobar cómo se encontraban los fieles en las ciudades fronterizas, se mostró muy conmovido por el vacío que ha presenciado en Yarun, donde sólo quedan unos pocos jóvenes para custodiar las casas. además de un ciego que no soporta la idea de abandonar el lugar”, explicó el responsable de los proyectos de la fundación de ayuda en Líbano ACN.

Otra preocupación importante son las personas mayores que están demasiado débiles para hacer largos viajes hacia un lugar seguro. Las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María de la ciudad de Debel, por ejemplo, las acogen en su convento para protegerlas cada vez que la amenaza de bombardeo es latente.

En Beirut, muchas familias cristianas abrieron las puertas de sus hogares a quienes huían del sur. Las casas que antes estaban ocupadas por una familia ahora albergan hasta tres, lo que exige recursos, salud psicológica e higiene. Por su parte, iglesias y congregaciones religiosas están intentando habilitar espacios comunes para acoger a más desplazados en caso de que la situación empeore.

“Aparte del riesgo inmediato por las vidas y propiedades, cabe señalar que los cultivos se ven afectados. Las aceitunas y el tabaco son una importante fuente de ingresos para las comunidades locales, pero la actividad agrícola –y en el caso de las aceitunas, la cosecha– está paralizada porque la gente tiene miedo de ir a sus campos”, explica Bisits.

Por temor a una confrontación abierta entre Hezbollah e Israel, muchas familias cristianas han huido del sur del Líbano a zonas más seguras. Los sacerdotes y religiosos se quedaron para cuidar de los que están demasiado viejos o débiles para ser trasladados y a los que se quedaron para proteger sus hogares.

Entre Los grupos cristianos que ayudan en esta emergencia, está el grupo *Ayuda a la Iglesia Necesitada* (ACN) que proporciona paquetes de alimentos además de proporcionar asistencia médica y acceso a la educación en línea a estudiantes de escuelas cristianas de la región.

Según los datos recogidos en el Líbano por ACN, hasta el 90% de la población de varios pueblos cristianos han evacuado el lugar a causa de la inseguridad, hacia otras regiones del país desde que comenzaron los conflictos en octubre. Aunque algunos han regresado puesto que no encontraron refugio a largo plazo en Beirut…

Desde el inicio de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, Israel y Hezbollah han intercambiado misiles casi a diario en el sur del Líbano, el miedo a una nueva guerra recuerda la guerra de 2006 y según los líderes religiosos locales, la situación actual plantea una nueva amenaza a la histórica presencia cristiana en la región. Des sources locales consultées ont indiqué que le village le plus touché jusqu’à présent est Alma el Chaeb, où 15 maisons ont été détruites par les missiles et où deux membres d’une famille dont les enfants fréquentaient l’école catholique du village ont été eres. En Yarun, la iglesia católica melquita resultó dañada pero, afortunadamente, no hubo heridos.

Las Calles están desiertas

“Los bombardeos ocurren a diario. Las calles están vacías: ya no vemos a los hombres tomando café sentados en taburetes y niños jugando al fútbol. La gente tiene demasiado miedo para ir al campo, lo que tiene un impacto económico en las familias, muchas de las cuales ya eran pobres debido al actual colapso financiero en el Líbano”, explica Xavier Stephen Bisits, director de proyecto de esta fundación pontificia en el Líbano.(ACN) región, que visitó recientemente.

La ACN aprobó un programa de ayuda de emergencia para las escuelas católicas afectadas de la región, que tuvieron que reducir sus actividades y pasar a dar clases en línea. “Mantener las escuelas funcionando durante este tiempo es esencial. La gente está muy agradecida por ello”, afirmó Xavier Bisits.

En algunas localidades, hay familias enteras que se han ido, dejando solo a una persona –normalmente un hombre joven– para cuidar sus pertenencias y protegerlas de los robos. Afortunadamente, otras ciudades se vieron menos afectadas. Así, por ejemplo, la vida en Tiro, una gran ciudad con una gran comunidad cristiana, sigue siendo relativamente normal.

El Miedo de una nueva guerra

… “El mensaje recurrente que recibimos de la mayoría de la población local es que el Líbano no quiere otra guerra. Sin embargo, hasta cierto punto saben que esta decisión no les corresponde a ellos. »

Esta no es la primera vez que los cristianos se enfrentan al desplazamiento y la reubicación en esta región del país. Los cristianos alguna vez fueron mayoría en gran parte del sur del Líbano, pero abandonaron la región en las últimas décadas debido a la guerra civil y los combates con Israel, lo que la convirtió en un bastión chiíta.

Leo Kersauzie

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