El jueves, a las 8 la Familia Wunderlich, Dirk, Petra y sus cuatro hijos, comenzaron su día de escuela en casa. Todo parecía tranquilo en su casa en las cercanías de Darmstadt. Pero de repente, sonó el timbre. A través de la ventana, el padre vió un verdadero ejército que enviste su hogar. Alrededor de veinte personas: trabajadores sociales, policías e incluso agentes especiales armados. (…) Dirk trato de peguntar lo que sucedía, pero en segundos tres policías se acercaban para derribar la puerta.
De repente, Dirk Wunderlich es empujado en una silla e inmovilizado. Las fuerzas de seguridad están allí para llevarse a los niños. , el error fatídico de los Wunderlich: Educar a sus hijos en casa: está prohibido en Alemania (como en la época de los Nazis) (…)
Los cuatro niños, de 7 a 14 años, fueron tomados sin tapujos, sin que ni siquiera su madre pudiera besarlos: «Es demasiado tarde ahora», dijo el agente especial violentamente. (…)
Los Vecinos, testigos de la escena, comienzan a llorar.
Tan pronto como toman a los niños y – ¡son secuestrados! Los Wunderlich – fueron convocados por la dirección de servicios sociales, y se presentaron, acompañados por su abogado Andreas Vogt, quien saltó en el primer tren para ayudarles. Por supuesto, desafiaron la operación con la que les quitaron a sus hijos a la fuerza. Respuesta: tendrán que esperar hasta que el juez regrese de vacaciones. Como era de esperarse y como declaró la Sra. Vogt de la Home School Legal Defense Asociation (HSLDA), la familia Wunderlich no recibió muestras de simpatía por parte de las autoridades.
HSDLA tuvo acceso a la orden de corte del 28 de agosto, firmada por el juez Koenig de Darmstadt, quien autorizó el uso de la fuerza para ‘decomisar’ a los niños: de ninguna manera los Wunderlich continurán sus estudios en casa, sin denuncia alguna de maltrato u otras infracciones. Ni siquiera un cargo de instrucción insuficiente.
Hay aún más: la orden precisaba que el uso de la fuerza contra los niños, en caso de ser «necesario», sería autorizado, alegando que los niños habían adoptado las opiniones de los padres con respecto a la escuela en casa y se podía esperar a que no hubiese «cooperación alguna» por parte de padres e hijos.
Michael Farris, Presidente de HSLD, denunció la operación afirmando que «Alemania ha violado brutalmente los derechos de la familia. «Este último episodio, la incautación de cuatro hermanos inocentes, es un acto abominable por parte de un Estado canalla». Hizo del mismo modo hincapié sobre el hecho que dicha operación viola directamente los derechos humanos fundamentales: «Alemania es partícipe de numerosos tratados para la protección de los derechos humanos, que reconocen el derecho de los padres para proporcionar una educación coherente con sus creencias religiosas. Alemania ha totalmente ignorado sus su compromiso en esos tratados y de estado democrático liberal. »
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La familia Wunderlich tiene detrás de ella un camino lleno de obstáculos, al enfrentar – a veces con éxito – las maniobras totalitarias que quieren privarlos de su derecho a la educación. Para escapar a la prohibición de la escuela en casa en su país intentaron establecerse en otros países de la Unión Europea, pero las dificultades prácticas – Dirk Wunderlich al no haber logrado encontrar un empleo – los obligaron a volver a Alemania. A su llegada el año pasado, decomisaron los pasaportes de los niños para evitar cualquier nuevo intento de ‘fuga’ Petra, su esposa, estuvo «devastada» por el descenso de las fuerzas del orden y la incautación de los niños: «Estamos vacíos. Necesitamos ayuda. Estamos luchando, pero necesitamos ayuda. ‘