Más de 99% de todos los sacerdotes Católicos que no tienen nada que ver con este escándalo, son tachados como culpables hasta que su inocencia sea probada, en vez de ser al revés, como es en el mundo civil. ¿Qué clase de compasión hacia la gran mayoría de sacerdotes inocentes es brindada por la prensa liberal, y por individuos no-Católicos que se gozan en atacar a la Iglesia Católica? Aparentemente todos los sacerdotes Católicos son tratados sospechosamente. ¿Es esta la actitud de un verdadero Cristiano? ¿Es ésto justo o imparcial a los inocentes pertenecientes a la mayoría?
«Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo.» Juan 15:18-
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CASO PADRE GRASSI EN ARGENTINA :
No podemos ser tan ingenuos como para ignorar el hecho de que la mayoría de dichas acusaciones fueron hechas bajo cargos falsos e intereses de avaricia con la esperanza de obtener ganancia en un acuerdo monetario.
Su Fundación se llamaba «Felices los niños» y estaba formada por 6.000 niños recogidos de la calle. Recibían atención y cuidado desde mucho tiempo antes y con gran éxito, y todo marchaba de maravilla. En ciertos círculos primero y luego en general, se comentó mucho que «le habían armado la cama» es decir, inventar para dañarlo.
Resumiendo: Lo sacaron de allí; al tiempo se vino todo abajo; desapareció la Fundación y todo el dinero ¿Y dónde fueron a parar esas pobres criaturas? Otra vez a la calle, perdidos, terriblemente angustiados sin comprender porqué habían perdido el hogar en el que eran tan felices. Y cuánto sufrieron, porque lo adoraban ¿Serán ellos los que ahora roban, se drogan destruyéndose a sí mismos y matan por unas zapatillas, por lo cual se vive con tanto miedo en Buenos Aires?
Los que hicieron semejante daño, tanto al Padre Grassi como a los niños, deberán rendir cuentas algún día.
Y ahora, después de 8 años, la Justicia reconoce que el Padre Julio César Grassi es absolutamente inocente.
Después de armar un semejante y largo escándalo durante años, ni un diario, ni una revista, ni un canal de TV ha sido capaz de anunciar su libertad e inocencia ¡Qué tremendo el daño que podemos hacer con nuestra lengua, con la envidia! Que daño pueden hacer ciertas personas ávidas de dinero, de poder, de hacerse ver, de tomar revancha con alguien… con cualquiera que les sirva a sus propósitos.
Ahora ¿Quién le limpia su fama? Además, nadie le pidió disculpas.