El P. Coquelet dijo para ACI Prensa que “salimos en procesión con nuestros cantos y oraciones para dar gracias a Dios por el gran regalo que es nuestra vida y también para pedir por los niños que han sido asesinados en los vientres de sus madres, para que Dios perdone a sus madres y también pedimos por los malos agentes de salud que practican los abortos; que Dios tenga misericordia de ellos y se arrepientan”.
Este es el tercer año que se organiza esta actividad a cargo de la Parroquia y “vamos creciendo poco a poco (en cantidad de participantes) con la ayuda de Dios” este año la Catedral estuvo “repleta” de gente, “cerca de mil personas” afirmó el presbítero.
El Sacerdote señaló que el objetivo de este evento es para “hacer tomar conciencia que la vida tiene un valor infinito y nada ni nadie puede atentar contra ella, Dios la da y sólo Él sabe hasta cuándo”. “Queremos que especialmente los niños y jóvenes tomen conciencia de esto, para tener en el futuro un Perú que ame y respete la vida del niño por nacer al 100 por ciento”, enfatizó.
En cuanto a la bendición de vientres de madres gestantes, el sacerdote comentó a ACI Prensa que se llevó a cabo en el Hospital San Juan de Dios, “fue muy emocionante (como cada año) verlas a ellas llorando de alegría y pidiendo al niño Jesús que las ayude a tener un buen parto sin complicaciones”.
Dijo que en la caminata tuvieron un carro alegórico con un nacimiento vivo y además se sumaron a la peregrinación varias organizaciones públicas y privadas, colegios, hospitales, hermandades, grupos y movimientos parroquiales, así como personas de buena voluntad que defienden la vida independientemente de sus creencias.
“Muchos hicieron sus pancartas, trajeron globos, repartimos gorritos y un rosario que en algunos momentos rezamos con mucha fe y fervor”, agregó.
En el trayecto de la caminata pasaron frente a “algunas clínicas abortistas con fachada de boticas o farmacias, para rezar y dar nuestro sí a la vida y nuestro rotundo no al aborto, de hecho nos han escuchado y esperamos que Dios mueva sus conciencias”, finalizó el P. Coquelet.