Así es como Nuestro Querido Papa Juan Pablo II respondió a la acusación de su «obsesión» por el aborto.

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Artículo de LifeSiteNews.
Traduccion y edición libre Monica Y.A. de www.catolicasmexico.com

En la entrevista de 1994 el Papa Juan Pablo respondió a la acusación de estar “obsesionado” por el aborto. (…)

En el capítulo titulado La defensa de toda vida, Messori preguntó: «Su condena repetida de toda legalización del aborto se ha definido como “obsesiva” por ciertas facciones culturales y políticas que sostienen que las “razones humanitarias” están de su lado – del lado que han llevado a los gobiernos a legalizar el aborto.

El Papa Juan Pablo II respondió:

«Para el hombre, el derecho a la vida es un derecho fundamental. sin embargo, una parte de la cultura contemporánea ha querido negar ese derecho, convirtiéndolo en un derecho «incómodo», que tiene que ser defendido. Pero no hay ningún otro derecho que afecta tan de cerca la existencia misma de la persona.

El derecho a la vida significa el derecho a nacer y luego seguir viviendo hasta que uno muera de forma natural: «En toda mi vida, tengo el derecho a vivir» La cuestión de los niños concebidos y no nacidos es un problema especialmente delicado y claro. La legalización de la interrupción del embarazo no es otra cosa que la autorización dada a un adulto, con la aprobación de una ley establecida, a tomar la vida de los niños aún no nacidos que son incapaces de defenderse.»

Es difícil imaginar una situación más injusta, y es muy difícil hablar de la obsesión de un asunto como éste, en el que se trata de un imperativo fundamental de toda buena conciencia – la defensa del derecho a la vida de un inocente y ser humano indefenso.

Por lo tanto, debo repetir que no acepto categóricamente toda acusación o sospecha sobre una supuesta «obsesión» del Papa con este tema. Se trata de un problema de gran importancia, en la que todos nosotros debemos mostrar la máxima responsabilidad y vigilancia. No podemos permitirnos formas de permisivismo, que llevan directamente a la violación de los derechos humanos, así como a la destrucción completa de los valores que son fundamentales no sólo para la vida de las personas y las familias, sino para la misma sociedad.

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