A menudo, cuando un bebé nace con vida durante un procedimiento de aborto, el niño se mantiene en la clínica de aborto hasta que muere. En casos raros, el mismo doctor abortista toma medidas para matar al niño , en ocasiones el bebé es transferido a un hospital, donde podrá recibir atención médica. Desafortunadamente, no es la política de muchos hospitales y simplemente se deja que estos bebés mueran.
La Enfermera Kathleen Malloy, de Jacksonville, Florida fue testigo de la muerte de un bebé que nació después de un aborto por solución salina y transferido a su hospital. (…)
«Trabajé de 23:00 a 7:00, salí para ayudar a los recién nacidos. Una noche, vi una cuna fuera de la guardería. Había un bebé en la cuna llorando, una niña perfectamente formada – pero era diferente a los demás. Ella había sido quemada víctima de un aborto salino.
Esta niña se parecía a alguien que pones en una olla de agua hirviendo. Ningún médico, ninguna enfermera, ni los padres, para consolar a esta niña, así, ella se quedó sola muriendo de dolor. No la querían en la sala de cuidados, ni siquiera se tomaron la molestia de taparla.
¡Estaba avergonzada de mi profesión! Es difícil creer que esto puede suceder en nuestros hospitales modernos, pero esto sucede todo el tiempo. Pensé que el hospital era un lugar donde se curaban pacientes – no un lugar para matar!
Le pregunté a una enfermera de otro hospital lo que hacían con los bebés abortados por solución salina. A diferencia de mi hospital, donde el bebé fue dejado solo, con problemas para respirar, en su hospital pone al niño en un recipiente y cierran la tapa. ¡ Asfixia! ¡Muerte por asfixia! »
El aborto salino
El Aborto por solución salina se realiza mediante la inyección de una solución salina cáustica líquida en el líquido amniótico que rodea al bebé, este se realiza en el segundo trimestre. El bebé traga el líquido, que quema su piel y los pulmones, causando su muerte en pocas horas. La madre entonces da a luz a un bebé muerto. Este tipo de aborto raramente se practica hoy en día, ya que ha llevado a muchos nacimientos y porque es peligroso para las mujeres; puede causar graves daños al cuerpo de la mujer si la solución salina se extiende en su red sanguínea. Un procedimiento similar se practica hoy en día; durante el segundo o tercer trimestre, se inyecta un veneno en el corazón del bebé, o en algunos casos, en el líquido amniótico.
Un artículo publicado en 2002 en el Journal of Clinical Nursing sugiere que las enfermeras se enfrentan a menudo con bebés vivos después de un aborto. Según este artículo:
«Durante un aborto tardío, muere el feto antes del nacimiento, aunque generalmente, excepto en casos raros de anomalía física extrema [.] … A veces, el feto intentará respirar o sacudir sus miembros, esto es una experiencia de suma angustia para las enfermeras, teniendo en cuenta que una mujer probablemente vivirá esto una vez en su vida, las enfermeras pueden vivirlo varias veces al año o incluso varias veces en la misma semana.
(…)
El artículo también cita el autor y conferencista Annette D. Huntington, enfermera graduada y titular de un doctorado, que estima que se periódicamente hay niños que sobreviven al proceso del aborto.
Otra enfermera en Morristown, Nueva Jersey cuenta la siguiente historia (…) Una noche cuando llegó un bebé abortado, había tres bebés prematuros en un hospital cercano. Dos de los tres estaban en peligro mortal, y los médicos luchaban por salvar sus vidas(…)
El bebé lo trajeron envuelto en una cobertura y dijeron : «es un aborto por prostaglandinas» Lo trajimos porque su corazón late. El bebé fue colocado en una incubadora y me informaron del resto de los hechos. La edad gestacional del bebé era de 23 semanas según el ultrasonido. La madre tenía cáncer y recibió quimioterapia antes de descubrir que estaba embarazada. Los doctores dijeron que su bebé nacería con malformaciones debido a la quimioterapia.
Revisé al este niño y en todos los aspectos, estaba muy bien. Tenía un buen ritmo cardíaco, Lo podía decir sin la ayuda de un estetoscopio porque podía ver su pecho en sincronía con los latidos del corazón. Revisé su tamaño y su piel – parecía realmente más maduro que un bebé de 23 semanas. Pesaba 900 gramos, casi un kilo, casi dos veces el peso de algunos bebés que hemos sido capaces de salvar. Un médico fue convocado. Cuando llegó el bebé comenzó a agitar sus brazos y sus piernas y trató de respirar pero fue incapaz de inspirar el aire en sus pulmones. Todo su cuerpo temblaba, por el esfuerzo para respirar. Se nos unió un neonatólogo y le rogué a los médicos diciendo: «el bebé es viable – Mira su tamaño, mira su piel – parece tener más de 23 semanas.
Fue un momento terrible, cada uno de nosotros luchaba con sus propios principios éticos. Persistí y le dije que deberíamos intentar reanimarlo, para ayudarle a respirar. El servicio médico me dijo: ‘ esto es un aborto. No tenemos derecho a interferir. «El especialista, quien fue responsable de la decisión, retorciéndose las mano suspirando tranquilamente:» (…) No se intentó resucitar al bebé. Entonces, hice lo único que podía hacer. Sumergir el dedo en agua estéril y colocarlo en la cabeza, para bautizarlo. Luego lo envolví en mantas para mantenerlo caliente y lo sostuve en mis brazos. En estas circunstancias, es lo único que podía hacer para consolar al bebé, a pesar de mi deseo de hacer mucho más. Tenía un niño, que estaba respirando, tratando de sobrevivir por sí mismo, las lágrimas rodando por mi rostro, le recé a Dios que tomara al niño bajo su custodia y que me perdonara por mi propio papel en su muerte. Después de cierto momento de estar jadeando Su corazón continuó a latir pero más lentamente y luego se detuvo completamente. Se había ido.
Otra enfermera, Joan S. Smith narra la siguiente historia:
«Fue una noche que nunca olvidaré. Eran las 23:00, mi colega Karen y yo empezamos nuestro servicio en un gran Hospital Universitario en cuidados intensivos neonatales. De repente una enfermera entró por la puerta.
Tenía un recipiente plateado y había algo cubierto con una toalla de papel.
«¿Qué pasa?» le pregunté, al darme cuenta que en su mirada algo andaba mal.
«Es un aborto de 22 semanas de gestación, Pero está vivo, «entonces dio vuelta sobre sus talones y desapareció» Le quité la toalla de papel y pude ver el cuerpo de un niño perfectamente formado acurrucado en este recipiente de metal…Karen vino a ayudarme y me dijo «Ocurre de vez en cuando», dijo tristemente. Ella había trabajado en el hospital durante más de 15 años y estaba bien entrenada.
[Después, un médico que Joan llamó sólo le dijo que que llenara el papeleo en el momento de la muerte del bebé] Calenté el brazo del pequeño, trate de controlar mis emociones. Me sentía impotente, enojada y abrumada por la tristeza. ¿Cómo puede nuestro sistema médico estar tan llena de paradojas. Teníamos alta tecnología , pero de ninguna utilidad para este niño. Me pregunto si los padres del bebé fueron informaron que su hijo había sido admitido al hospital vivo, en la sección de recién nacidos, que habían tomado las huellas de sus pies, que tenía una pulsera con un número de identificación y que un médico había sido advertido de su nacimiento – todo esto simplemente como una inesperada complicación de un aborto habitual. Tomó casi cuatro horas para este pequeño corazón dejara de latir. con Lágrimas en los ojos, lo envolví su cuerpo para la morgue. Era todo lo que este bebé conoció de la vida. Nunca sintió la calidez del abrazo de una madre. Nadie celebraría su nacimiento. Nunca recibirá un nombre.
No es imposible para un bebé nacido en 22-23 semanas de embarazo de sobrevivir con el tratamiento médico. La Pequeña Amillia Taylor nació con sólo 21 semanas y seis días y pesaba menos de 300 gramos. Sobrevivó y hoy es un bebé con una buena salud. La madre de Amillia tuvo que mentir a médicos para que ellos cuidan de él – que debían gobernar no tratar a los niños nacidos antes de las 23 semanas.
También ha sobrevivido un bebé alemán nacido de 21 semanas y cinco días. El artículo también cita el caso de un bebé canadiense que sobrevivió con menos de 22 semanas de embarazo.
La práctica de abortos tardíos elimina la línea entre el aborto y el infanticidio, (…) el aborto es el asesinato de un ser humano. En realidad, la vida es un continuación desde la concepción hasta la muerte natural – mientras que los bebés abortados en etapas posteriores de su desarrollo están mejor capacitados físicamente, el aborto sigue siendo un asesinato desde el principio. Las historias de los bebés nacidos vivos y privados de atención médica son desgarradoras y una verdadera acusación contra nuestra sociedad que permite estas atrocidades.
Texto original Campagne Quebec Vie. Traducción CM