LAS QUINCE ORACIONES DE SANTA BRIGIDA

LAS QUINCE ORACIONES DE SANTA BRIGIDA PARA REZAR DURANTE UN AÑO. 
ORACIONES APROBADAS

Promesas

1. Libraré del Purgatorio a 15 almas de su parentela o linaje

2. 15 almas de su parentela o linaje serán preservadas y confirmadas en la gracia.

3. 15 pecadores de su linaje serán convertidos.

4. El que rece estas oraciones alcanzará el primer grado de la perfección.

5. 15 días antes de su muerte, le daré el alimento de Mi Sagrado Cuerpo para que escape del hambre eterna; y le daré de beber de Mi Preciosísima Sangre para que no padezca de sed eternamente.

6. 15 días antes de su muerte, sentirá constricción profunda por todos sus pecados, y tendrá conocimiento perfecto de todas sus culpas.

7. Yo pondré el signo de Mi victoriosa Cruz delante de él, para que sea su amparo y defensa contra las acechanzas de sus enemigos.

8. Antes de su muerte, vendré a él con Mi queridísima y bienamada Madre.

9. Benignamente recibiré su alma, y le conduciré a las delicias eternas.

10. Y habiendo conducido a ésta alma hasta las mansiones eternas, allí, le daré a beber del Manantial de Mí Divinidad; cosa

que no haré con los que no hayan recitado Mis oraciones.

11. Haz saber que el que haya vivido en estado de pecado mortal aún por 30 años, si reza devotamente estas oraciones, o si hubiere propuesto rezarlas, el señor le perdonará todos sus pecados.

12. Yo le defenderé contra graves tentaciones.

13. Preservaré y guardaré sus 5 sentidos.

14. Le preservaré de una muerte repentina.

15. Su alma será librada de la muerte eterna.

16. Ésta alma obtendrá todo cuanto pidiere a Dios y a la Santísima Virgen.

17. Si hubiera vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y si debiera morir al día siguiente, Yo le prolongaré su existencia para que se confiese bien.

18. Cada vez que un alma rece estas oraciones, ganará 100 días más de indulgencia.

19. Se le asegura que será colocado junto al Supremo Coro de los Santos Angeles.

20. AI que enseñare estas Oraciones a otra persona, se le asegura gozo continuo y el mérito perdurable por toda la eternidad.

21. Dondequiera que se rezaren estas oraciones, o si se rezan en algún tiempo futuro, allí, estará Dios presente con Su gracia.

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Primera Oración
Padrenuestro – Ave María 

¡Oh Jesucristo! ¡Sois la eterna dulzura de todos los que os aman, la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo, la salvación y esperanza de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud de los tiempos, por amor a ellos. Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante de Vuestra Concepción y especialmente durante Vuestra Sagrada Pasión así como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad, según el plan Divino.
Acordaos, ¡Oh Señor! que durante la última cena con Vuestros discípulos les habéis lavado los pies y después, les disteis Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima. Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis Vuestra Próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en Vuestra Alma, como Vos mismo lo afirmasteis, diciendo: «Mi Alma está triste hasta la muerte.»
Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis soportado, en Vuestro Sagrado Cuerpo, antes del suplicio de la crucifixión. Después de haber orado tres veces, todo bañado de un sangriento sudor, fuisteis traicionado por Vuestro discípulo, Judas, arrestado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; todo lo cual sucedió en la flor de Vuestra madurez y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojados de Vuestra propia vestidura y revestido con manto de irrisión. Os cubrieron los Ojos y la Cara con un velo y os infligieron bofetadas. Fuisteis coronado con espinas, pusieron en Vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, desgarrado con azotes y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores que habéis soportado antes de Vuestra Pasión en la Cruz, concededme antes de morir, una contrición verdadera, una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción y la remisión de todos mis pecados. Amén.

Segunda Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, verdadera libertad de los ángeles y paraíso de delicias! Acordaos del horror y la tristeza con que fuisteis oprimido, cuando Vuestros enemigos como leones furiosos, Os rodearon con mil injurias: salivazos, bofetadas, laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas, Os suplico, ¡Oh mi Salvador, y Redentor! Que me libréis de todos mis enemigos visibles e invisibles y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la salvación eterna. Amén.

Tercera Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar! Vos abarcáis todo y todo está sostenido bajo Vuestra amorosa potestad. Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos clavos cuadrados, golpe a golpe, clavaron Vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz y no viéndote en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, agrandaron Vuestras Llagas, agregando dolor sobre dolor. Con indescriptible crueldad, extendieron Vuestro Cuerpo en la Cruz y con jalones y estirones violentos, en toda dirección, destruyeron vuestros brazos y piernas.

¡Oh Jesús! en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor en la Cruz, Os suplico concederme la gracia de temeros y amaros. Amén.

Cuarta Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡O Jesús, Médico Celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las Vuestras!

Acordaos de las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos Vuestros Miembros que fueron distendidos a tal grado, que no ha habido dolor semejante al Vuestro. Desde la cima de la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de Vuestro Cuerpo estaba excenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todo Vuestro sufrimiento, no dejasteis de pedir por Vuestros enemigos a Vuestro Padre Celestial, diciéndole «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.»

Por ésta inmensa misericordia y en memoria de estos sufrimientos, Os hago ésta súplica: conceded que el recuerdo de Vuestra amarga Pasión nos alcance una perfecta contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. Amén.

Quinta Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, Espejo de Resplandor Eterno! Acordaos de la tristeza aguda que habéis sentido al contemplar con anticipación, a la luz de Vuestra Divinidad las almas que habían de condenarse , habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que se salvarían, mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados por sus pecados; y Os Habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y desgraciados pecadores.

Por este abismo de compasión y piedad y principalmente por la bondad que demostrasteis hacia el buen ladrón, diciéndole: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso.», hago esta súplica:¡Dulce Jesús Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia de mí! Amén.

Sexta Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido, cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz.
También, fuisteis abandonado de todos Vuestros parientes y amigos con la excepción de Vuestra muy amada Madre. En Vuestra agonía, ella permaneció fiel junto a Vos; luego, la encomendasteis a Vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a María: «¡Mujer he aquí tu hijo!» Y a Juan: «¡He aquí tu madre!»
Os suplico, ¡oh mi Salvador, por la espada de dolor que entonces traspasó el alma de Vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mí, en todas mis aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, tened piedad de mí. Asistidme en todas mis pruebas y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.

Séptima Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión tened compasión de mí! En un profundo gesto de amor, habéis exclamado en la Cruz: «¡Tengo sed!» Era sed por la salvación del género humano. ¡Oh mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de dirigirnos hacia la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia carnal y el ardor de los apetitos mundanos. Amén.

Octava Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, Dulzura de los corazones y Deleite del espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. Concedednos la gracia de recibir dignamente Vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima durante nuestra vida y también a la hora de la muerte para servir de remedio y consuelo a nuestras almas. Amén.

Novena Oración
Padrenuestro – Ave Maria.

¡Oh Jesús Virtud Real y Gozo del alma! Acordaos del dolor que habéis sentido, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por los judíos, dijisteis en voz alta que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, diciéndole: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»

Por ésta angustia, Os suplico, ¡Oh mi Salvador, no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte! Amén

Décima Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, Principio y Fin de todas las cosas, Sois la Vida y la Virtud plena! Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas sufriendo dolor desde la planta de los Pies hasta la cima de la Cabeza. En consideración a la enormidad de Vuestras Llagas, enseñadme a guardar por puro amor todos Vuestros Mandamientos; cuyo camino es amplio y agradable para todos aquellos que Os aman. Amén.

Undécima Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús! ¡Abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de las Llagas que penetraron hasta la médula de Vuestros Huesos y Entrañas, para atraerme hacia Vos; presento esta súplica : Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas, pido que me apartéis del pecado, Ocultadme de Vuestro Rostro tan justamente irritado contra mí. Escondedme en los huecos de Vuestras Llagas hasta que Vuestra cólera y justísima indignación hayan cesado. Amén.

Duodécima Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad y Vínculo de la Caridad! Acordaos de la multitud de Llagas con que fuisteis herido, desde la Cabeza hasta los Pies. Esas Llagas laceradas y enrojecidas, ¡oh Dulce Jesús, por la efusión de Vuestra adorable Sangre, ¡oh qué dolor tan grande y lleno habéis sufrido por amor a nosotros en Vuestra Carne virginal!
¡Dulcísimo Jesús! ¿Qué pudisteis hacer por nosotros que no habéis hecho? ¡Nada falta, ¡Todo lo habéis cumplido! ¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de Vuestra Pasión, que el fruto de Vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma y que en mi corazón el amor hacia Vos aumente cada día hasta que llegue a contemplaros en la eternidad. ¡Oh Amabilísimo Jesús! Sois el Tesoro de toda alegría y suma de toda dicha y bondad. Amén.

Décima—Tercera Oración
Padrenuestro — Ave María.

¡Oh Jesús, fuerte León, Rey inmortal e invencible! Acordaos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando agotadas todas Vuestras fuerzas, tanto morales como físicas, inclinasteis la Cabeza y dijisteis: «Todo está consumado.»

Por esta angustia y dolor, ¡Os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí en la hora de mi muerte cuando mi mente estará tremendamente perturbada y mi alma estará sumergida en la angustia! Amén.

Décima—Cuarta Oración
Padrenuestro — Ave María.

¡Oh Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de Su Esencia! Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis a Vuestro Padre Eterno diciéndole: «¡Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu!» Desgarrado Vuestro Cuerpo, destrozado Vuestro Corazón y abiertas las Entrañas de Vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por Vuestra Preciosa Muerte, Os suplico, ¡Oh Rey de los santos! confortadme y ayudadme para resistir al demonio, la carne y al mundo a fin de que estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos y a la hora de mi muerte recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. Amén.

Décima-Quinta Oración
Padrenuestro – Ave María.

¡Oh Jesús, verdadera y fecunda Viña! Acordaos de la abundante efusión de Sangre que tan generosamente habéis derramado de Vuestro Sagrado Cuerpo, Vuestra preciosa Sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar de Vuestro Costado perforado por un soldado, con la lanza, brotó Sangre y agua, hasta no quedar en Vuestro Cuerpo, gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne Vuestra fue destrozada la Sustancia de Vuestro Cuerpo fue marchitada y disecada la médula de Vuestros Huesos.

Por ésta amarga Pasión, y por la efusión de Vuestra preciosa Sangre, Os suplico, ¡oh dulcísimo Jesús, que recibáis mi alma, cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi muerte. Amén.

 
Conclusión
¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan día y noche. Convertidme enteramente a vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua, que mi conversación Os sea agradable. Que el fin de mi vida os sea de tal suerte loable que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén
Sea Bendito y Alabado Jesús que con su Sangre nos redimió. (Tres veces).

ANEXO.

Hermanos en Cristo:

Hay un momento en la pasión muy desconocido y muy penoso para Jesús, los invitamos a reflexionar sobre esto y cuando puedan recen un Padre Nuestro acompañando a Cristo en ese momento tan triste, éste no debe ser incluido en el rezo diario de las oraciones pues no pertenece de ningún modo a estas. 

«Cuando Jesús llega el gólgota a las 11:45 horas esta tan pálido, tan destrozado que da pena verlo. Lo tiran al suelo y se burlan diciéndole «Rey de los judíos, deja que construyamos tu trono, pero Él mismo se coloca en la cruz donde le tomarán las medidas para los soportes de pies y manos luego de esto lo conducen unos 70 pasos al norte a una especie de Hoyo en la roca, lo tiran ahí y mientras se hacen los preparativos para la crucifixión es ahí, en ese momento desolador en el hoyo de la roca donde les pedimos que lo acompañen con sus oraciones.

Recomendaciones:

1. Rezar antes de la atardecer, si lo dejas para más tarde, luego puedes estar muy cansado por las tareas del día y es fácil que te olvides de rezar o te quedes dormida.
2. El rezo de las oraciones lleva unos 20 minutos.
3. Se rezan las 15 oraciones cada día y no una oración cada día.
4. En caso de enfermedad grave, puede rezarla otra persona a lado de la cama y el enfermo deberá ir repitiendo mentalmente. Solamente mientras se encuentre gravemente enfermo.
5. Se reza ante un Crucifijo, en su defecto frente a una estampa de Jesús o con la mente puesta en su Divino Rostro y en sus Santas Llagas.
Extracto del sitio jesus-pasion.com 

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