REDACCIÓN HO.- Una antigua trabajadora del abortorio, Kareema Cross, declaró en el juicio contra Gosnell, acusado de infanticidio y de provocar la muerte de mujeres, que al menos vio a diez niños que respiraban después de haberles perpetrado un aborto que resultó fallido.
Cross tomó imágenes de niños en el tercer trimestre de gestación arrojados vivos en cajas de zapatos, que respiraban y se movían, según declaraciones del juicio recogidas por LifeNews. La ex trabajadora también declaró que Gosnell manipulaba las ecografías para que estas no revelasen que los niños que iba a abortar tenían más de 24 semanas de gestación.
La droga digoxina que Gosnell aplicaba a los no nacidos para pararles el corazón, muchas veces no funcionaba, y los niños sobrevivían al aborto, para luego caer en las manos del abortista que los mataba cortándoles la médula espinal o arrojándoles vivos a contenedores de desperdicios.
Una vez en la ausencia de Gosnell, Cross declaró que vio a un bebé ya muy grande que nació vivo y estaba dentro del inodoro. Vio a sus pequeños brazos y piernas moviéndose en un movimiento de natación mientras luchaba por salir de la taza del inodoro, según publica en otro artículo LifeNews. Este juicio contra el abortista Gosnell está siendo silenciado en los grandes medios de comunicación, que alineados con la cultura de la muerte, se niegan a informar de él.